Pienso hacer esta pulsera con diferentes tipos de piedras semipreciosas y variados colores. A la de hoy le ha tocado la turquesa.
La turquesa natural habitualmente tiene un color azul verdoso aunque su colorido puede variar desde el blanco hasta el azul oscuro, el azul cielo hasta el verde-amarillento. El color azul es atribuido al cobre, mientras que el verde puede ser el resultado de impurezas de hierro o la deshidratación.
Su nombre procede de la palabra Turquía lo que puede llevar a equívocos ya que en este país no existen estas gemas sin embargo, sí que fue allí donde más habitualmente se comercializaron en la antigüedad.
La turquesa ha sido una piedra apreciada desde la antigüedad y sirvió para adornar a las grandes personalidades en culturas como la egipcia, mesopotámica, persas, incas, aztecas etc. Estos últimos creían que era la piedra de los dioses. En estas culturas no sólo le daban un valor ornamental sino que le atribuían también poderes mágicos y curativos.
Actualmente es una de las piedras más populares entre los creyentes en los poderes de las piedras. Le atribuyen un gran número de propiedades protectoras estando muy ligada al éxito y la buena suerte protegiendo a quien la lleva del fracaso y la mala suerte. La sabiduría popular le dedicó un dicho que reza: "la mano que lleva una turquesa, no conoce nunca la pobreza"
La pulsera de hoy está realizada con turquesas y aunque no os aseguro todos los beneficios que os he contado más arriba, sí os puedo asegurar que será un éxito seguro tanto si la eliges para ti como si lo haces para regalar.
Recordad que las pulseras de doble vuelta son dos piezas en una ya
que se pueden utilizar como gargantilla y quedan muy favorecedoras.
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